
La entrada de Apple al mundo de la telefonía móvil no fue con el pie derecho. Pocos se acuerdan hoy de Rokr, un antecesor del iPhone que no funcionó como se esperaba. Es que no siempre las cosas salen bien la primera vez. Pero lo cierto es que el iPhone se ha convertido prácticamente en un genérico cuando se habla de smart phones.
Hay muchas explicaciones y argumentos en favor de su éxito: la intefaz táctil, la simplificad de su software, los servicios añadidos, el poder de la marca y un largo etcétera. Todo cierto, sin duda. Pero para mi gusto la mejor definición es de David Phogue del New York Times: Sencillamente se trata del mejor terminal bolsillo para acceder a Internet. Ignorar esto es no comprender la esencia del iPhone.