
La entrada de Apple al mundo de la telefonía móvil no fue con el pie derecho. Pocos se acuerdan hoy de Rokr, un antecesor del iPhone que no funcionó como se esperaba. Es que no siempre las cosas salen bien la primera vez. Pero lo cierto es que el iPhone se ha convertido prácticamente en un genérico cuando se habla de smart phones.
Hay muchas explicaciones y argumentos en favor de su éxito: la intefaz táctil, la simplificad de su software, los servicios añadidos, el poder de la marca y un largo etcétera. Todo cierto, sin duda. Pero para mi gusto la mejor definición es de David Phogue del New York Times: Sencillamente se trata del mejor terminal bolsillo para acceder a Internet. Ignorar esto es no comprender la esencia del iPhone.
¿Qué novedades hay en esta nueva versión? La más importante se depeja en su título: una conexión a Internet más veloz a través de la red 3G. Lo otro es el precio, que bastante más bajo que el de su predecesor -unos 200 dólares en lugar de los casi 600 que costaba el terminal anterior con 8 gigas de memoria-. A cambio, los cargos de conexión mensual aumentan unos 10 dólares en Estados Unidos y habrá que ver lo que hacen las operadoras que lo comercializan en el resto del mundo.