Crear sitios web no se trata solo de diseñar y programar. A medida que el sistema de producción para la web se va complejizando por la propia evolución del campo, el avance tecnológico, nuevas demandas y nuevos perfiles de usuarios es necesario adquirir nuevas competencias. El diseñador web Ben Hunt ha hecho una lista con las 10 habilidades todo diseñador web debería tener:
1. Escritura y edición
La habilidad más necesaria en el cualquier campo del diseño es la comunicación. En este sentido, poder expresar claramente ideas de forma verbal y escrita es un capital enorme y mucho más valioso que hacer trucos exóticos en Photoshop. Una redacción clara y efectiva ayuda al propio diseñador a desarrollarse como profesional y le permite ayudar a sus clientes a establecer su marca en la web. Una buena selección de palabras es también el punto de partida para la usabilidad: elegir las palabras adecuadas para etiquetar el contenido, indicar la sección del sitio donde el usuario está o poner título al contenido.
Además, los motores de búsqueda que indexan sitios web son devoradores de texto. Un contenido bien organizado, estructurado y redactado tiene muchas más chances de lograr una buena ubicación en las páginas de resultados de búsquedas que otro que no lo sea.
2. Concepción holística
Básicamente, significa poder ver un problema desde diferentes ángulos. Diseñar para la web no es un ejercicio mecánico y simple de trasladar el contenido hacia un nuevo soporte. Si queremos que un sitio funcione como una pieza de comunicación interactiva, hay que ponerse en el lugar del usuario y pensar realmente qué tipo de contenido le interesaría y de qué forma debería estar presentado.
Un vicio común de todos los diseñadores es enamorarse (primero) y odiar (después) su propio trabajo. Por eso, hay que ser capaz de tomar cierta distancia de las propias creaciones e intentar hacer un análisis más realista. La concepción holística no es algo que se pueda aprender en un curso, más bien requiere un cierto entrenamiento en observar a los demás y ver cómo se comportan frente a una computadora.
3. Teoría del diseño
Muchos diseñadores tienden a menospreciar el aporte conceptual y teórico de la teoría del diseño. Creen que se trata de una serie de principios abstractos que poco pueden aportar a algo tan «novedoso y dinámico» como el diseño para la web. Nada más alejado de la realidad. En la web el componente gráfico es fundamental y más allá de los trucos visuales o eyecandies hay que volver a pensar en los principios básicos de la teoría del diseño: composición, equilibrio, proporciones, color, contraste y flujo de lectura.
Luego, en un segundo nivel, tenemos aquellos aspectos más específicos que hacen a la puesta en escena del diseño: tipografía, edición de imágenes, 3D y los diferentes recursos que se emplean para materializar el diseño. Ambos niveles son importantes: el más general permite organizar, clarificar y facilitar la información; el segundo, le da un acabado y terminación que hará que el producto tenga un aspecto único y encantador. Pero atención: si no hemos resuelto bien los aspectos generales del diseño poco podrá hacer una linda ornamentación.
4. Escuchar & discernir
El ego de los diseñadores es un tema complicado. Muchos piensan que sus años de estudio y experiencia le dan un estatus superior sobre sus clientes que son incapaces de apreciar su capacidad creativa y su obsesión por lograr la perfección en cada pixel. Algo de razón pueden tener, pero nunca hay que subestimar a nuestros clientes que por lo general llevan años en el negocio y conocen mucho mejor que nosotros su mercado. Por lo tanto, la regla básica es muy sencilla: escuchar.
Cada negocio tiene sus necesidades particulares. Será la experiencia y el conocimiento del medio lo que ayude al diseñador a discernir en qué aspectos debe prestar especial atención a las indicaciones recibidas y en que cuestiones puede innovar aportando su propio toque personal. Pero siempre hay que tener en cuente que los grandes diseños, las propuestas audaces e innovadoras que marcan tendencia tiene muy claro sus objetivos y se esfuerzan en cumplirlos.
5. Autoaprendizaje
Si por cada tecnología, producto o servicio nuevo que aparezca en el mercado vas a necesitar tomar un curso lo más probable es que pierdas mucho dinero. El diseño web requiere habilidades en diseño visual, tecnología, comunicación, psicología, programación y empatía. Eso requiere un esfuerzo constante para mantenerte actualizado tanto en la nueva versión de Photoshop como en estudios de psicología experimental. Requiere conocer el estado del arte en el diseño web pero también las herramientas tecnológicas que se están empleado. Hay que estar al tanto de estudios e investigaciones sobre uso de la tecnología tanto como las nuevas tendencias en diseño.
¿Cómo sobrevivir en esta jungla? Un buen punto de partida es dedicar algo de tiempo a bucear entre los sitios de referencia de las áreas que nos interesan y darles regularmente un vistazo para ver qué hay de nuevo. Lo mismo podemos hacer con Twitter que es medio fantástico para ver lo que están haciendo los líderes y referentes de la industria en distintos temas.
6. SEO
«Si un árbol cae en el bosque pero nadie lo veo, ¿cayó realmente ese árbol?», dice una pregunta filosófica clásica. En el diseño web, existir quiere decir estar presente en las páginas de resultados de los buscadores que a pesar del enorme poder de las redes socialeles siguen siendo un medio fundamental para encontrar el contenido qué buscamos. Search Engine Optimization (SEO) u optimización para buscadores es el nombre que recibe un conjunto de técnicas y estrategias para hacer que nuestro sitio pueda ser leído, interpretado y clasificado por los buscadores.
Optimizar las páginas para que puedan ser encontrados por los buscadores es una parte importante del diseño web hoy en día. Es más, casi nadie contrataría un diseñador que no pudiera hacerlo. Hay que tener en cuenta que existen expertos en marketing y buscadores que se dedican al SEO 100% y por lo tanto no competimos con ellos en el trabajo, sino que debemos poder complementarnos y entender que si nos piden incluir determinadas palabras claves, en ciertos lugares y con una serie de etiquetas precisas no es un capricho sino una necesidad que debemos satisfacer. Y sino trabamos con expertos, al menos debemos poder proporcionar un sitio web con un nivel de optimización decente que permita a los buscadores indexar el sitio y ofrecer descripciones claras en las páginas de resultados de búsqueda.
7. Creatividad gráfica
¿Por qué esta habilidad está tan abajo en la lista? Porque se puede hacer un buen sitio siguiendo las teorías del diseño sin necesidad de ser creativo. Podemos hacer una página eficaz y que funcione sin necesidad de revolucionar el campo del diseño. Sí, seguro que una propuesta innovadora y original le da un plus a nuestro trabajo, lo hace reconocible y eleva la calidad del servicio que ofrecemos pero primero hay que preguntarse si el sitio que vamos a desarrollar realmente necesita de ello.
Google, eBay y WikiPedia son sitios con un diseño muy sencillo y llano que sin embargo funciona. Sin embargo, muchas veces hay que lograr un impacto (más en nuestros clientes que en los usuarios finales del sitio web) tenemos que frotar la lámpara para crear alguna imagen que deslumbre.
8. Producción de sitios con HTML / CSS
Hace mucho tiempo atrás pensar en un diseñador web que no supiera escribir código HTML era sencillamente absurdo. Sin embargo, con el auge de las herramientas de diseño visual que generan código de forma automática (Dreamweaver) y un gran número de empresas que se especializan en trasladar un diseño en Photoshop a HTML y CSS esta necesidad no se hizo tan patente.
Por mi parte, creo que saber HTML y CSS es imprescindible para dedicarse de forma más o menos profesional al diseño web. Pero ese conocimiento no garantiza por sí solo que sepamos crear buenas páginas. Saber HTML y CSS no solo nos permite crear el código de nuestra página sino que incluso nos ayuda a crear una forma de pensar, organizar y trabajar con los elementos del diseño aunque no seamos los responsables finales del código. Y nos permite no depender de una persona o de un programa para hacer un cambio o actualizar nuestro diseño.
9. Sentido del negocio
Hacer páginas web es un negocio. Ya sea que trabajemos como freelance, en una pequeña empresa, una gran compañía o sea una ocupación part-time lo cierto es que se trata de una actividad por la cual queremos ganar dinero. Entonces, es importante conocer cómo funciona el mercado, cómo funcionan las empresas y tomar decisiones comerciales razonables. Mucho de este conocimiento lo da el sentido común aunque también es interesante conocer gente del medio ya sea a través de amigos, asociaciones o eventos para aprender de personas con más experiencia.
Si no sabemos nada de negocios y tenemos que enfocarnos en una sola cosa debería ser el marketing. Crear cosas que la gente quiera y hacer que elijan nuestro producto o servicio por encima de los demás. Una vez que logremos esto habrá que administrar el dinero y hacer una lista con nuestros ingresos y gastos para saber si nuestro trabajo vale la pena.
10. Mecanografía
Un diseñador web pasa la mayor parte del tiempo detrás de un teclado. Aunque la tecnología avanzó mucho todavía no encontramos una forma mejor de ingresar grandes cantidades de texto que escribiéndolo tecla por tecla. Si bien los programas de gráficos e edición de imágenes se manejan mayormente con el mouse, hay muchas otras actividades que hace un diseñador y que requieren escribir: armar un presupuesto, enviar un email, codificar en HTML, CSS, PHP o el lenguaje que sea, crear un informe o completar un formulario online.
Agregaría en este punto también el conocer los atajos de teclado (shortcuts) de los programas que utilices más habitualmente. Realmente se ahorra mucho tiempo y se gana en productividad con ello.