Después de enviar el currículum, pasar varias entrevistas y negociar el sueldo finalmente el puesto es tuyo. La alegría suele durar poco: apenas ingresamos al mundo del trabajo vamos viendo que hay muchas cuestiones que exceden las habilidades requeridas. Jeremy Girard escribió The Habits Of Successful New Web Professionals con una serie de consejos para que profesionales de la web puedan insertarse exitosamente a su nueva empresa:
1. Sintonizar la cultura de la empresa
Cada empresa tiene políticas y procesos diferentes que definen una cultura única. Aunque nos den varios documentos y charlas a respecto, no es sino con el paso del tiempo que vamos comprendiendo cómo funcionan las cosas. Por eso, si tenemos un horizonte de mediano o largo plazo con el trabajo obtenido es importante conocer cómo funcionan las cosas y para ello nada mejor que ir conociendo los diferentes proyectos que hay, anotarnos en aquellos que nos interesen para ver más de cerca cómo se trabaja.
2. Respetar al cliente
En el mundo del diseño y desarrollo web para pasar el tiempo no se habla del clima sino de los clientes. Y no para bien. Sin embargo, en una empresa es diferente: básicamente, los clientes pagan tu sueldo. No tenés que hacer tu trabajo «a pesar» de tus clientes sino «gracias» a ellos. Igual, siempre charlas de pasillo y café haciendo comentarios negativos a lo cual conviene no sumarse.
3. Hacer preguntas
Un error muy frecuente de un nuevo empleado suele ser no preguntar demasiado para no molestar. En realidad, se espera todo lo contrario. Una persona nueva necesitará que la orienten y para ello tendrá que hacer preguntas… muchas en general. Así que tus dudas no incomodan sino que, por el contrario, demuestran interés por querer hacer bien las cosas.
4. Compartir lo que aprendemos
En el mundo digital todo el tiempo estamos aprendiendo nuevos procedimientos, técnicas y estrategias para resolver problemas: un lenguaje nuevo, un software nuevo o una nueva manera de simplificar algo que veníamos haciendo. Si encontramos algo que creemos valioso, no hay nada mejor que compartirlo con tu equipo de trabajo.
5. Chequear el trabajo antes de mostrarlo
Otro error muy común es privilegiar el tiempo sobre la calidad y enviar nuestro trabajo sin haberlo chequeado. No es que haya que hacer un test intensivo -en empresas de cierta envergadura hay un área específica de testing- pero sí se espera que lo que mostremos funcione bastante bien.
6. Balancear el tiempo
El cliché de «la inspiración no me viene de 9 a 17» es bastante común entre los diseñadores web. En parte, es cierto. Y en parte no. Está bien quedarte un rato más tratando de terminar algo o llegar algo más temprano para aprovechar las horas tranquilas y poder concentrarte. Incluso nadie te cuestionará por llevarte algo de trabajo para mejorarlo en tu casa. Pero nadie espera que seas un superhéroe que trabaja 15 horas por día (y si esperan eso de vos, estás en la empresa equivocada). En general, la gente exitosa en su trabajo logra tener una adecuado balance entre su vida profesional y personal.
7. Mejorar tus habilidades de comunicación
No hay nada nuevo aquí: saber hacer un trabajo también implica saber explicarlo a los demás. Sí, hay días en que no harás otra cosa que responder correos o tener reuniones para explicar un nuevo concepto de diseño que estás utilizando. Y poder expresarte con claridad y sencillez es algo que todo el mundo valorará.
8. Participar de la comunidad
Si algo no falta en el mundo del diseño web son eventos. Desde charlas técnicas muy específicas hasta grandes conferencias masivas de gran alcance, seguro habrá algún lugar que te resultará interesante para participar, conocer gente del medio y enriquecerte como profesional.
9. Ser positivo
Sencillo: ¿A quién le gusta trabajar con alguien que se queja todo el tiempo, que ve el costado negativo de cualquier cosa y que está más pendiente de no equivocarse que de hacer algo bueno?
10. Divertirse
Básicamente, se trata de disfrutar tu trabajo. No quiere decir que no haya jornadas agotadoras, días estresantes o semanas que uno espera que no se repitan. Pero, después todo, la vida es muy corta para hacerse problema por todo. Si la mayor parte del tiempo no estás cómodo haciendo lo que hacés quizás deberías replantearte si tu elección para trabajar fue la correcta.
Fotografía: Alejandro Escamilla