WikiLeaks ha entrado nuevamente es escena para sacudir la modorra periodística a través de la publicación de 251.287 documentos reservados de la diplomacia de Estados Unidos. Un gigantesco volumen de información conocido como CableGate con cables de 274 consulados, embajadas y misiones diplomáticas del gobierno norteamericano acumulados por 44 años.
Mientras la información se va conociendo de forma escalonada gracias a un acuerdo entre la WikiLeaks y diferentes medios como The Guardian, The New York Times, Le Monde y El País; muchos se preguntan por esta organización, su funcionamiento y, especialmente, como se transforma el escenario del periodismo y los medios de comunicación.
A continuación, un breve repaso de cuatro elementos que me parecen claves para conocer lo que está pasando.
1. La Organización
WikiLeaks es un sitio web dedicado a publicar informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible. Lanzado en 2006 y bajo la dirección del controvertido Julian Assange, WikiLeaks ha difundido información comprometedora sobre la presencia militar de los Estados Unidos en Irak y Afganistan entre la que podemos encontrar:
- Informe sobre WikiLeaks de la inteligencia estadounidense, donde el propio gobierno norteamericano reconoce el riesgo que representa este sitio web.
- Video del asesinato del periodista de Reuters Namir Noor-Eldeen, su ayudante y otras nueve personas, por parte de las fuerzas militares de Estados Unidos que habían calificado el incidente como un “combate contra una fuerza hostil”.
- Diario de la guerra de Afganistán con información como víctimas civiles por enfrentamientos con militares de Estados Unidos y sus aliados, y conexiones entre la inteligencia paquistaní y los talibanes. La información fue publicada por The Guardian, The New York Times y Der Spiegel.
- Registro de la Guerra de Irak con documentos filtrados del Pentágono donde se revela el uso sistemático de la tortura y se contabiliza la muerte de más 66.000 civiles, el 63% del total de muertos en la guerra. Nuevamente la información tuvo una amplia cobertura con notas en The Guardian, The New York Times, Le Monde, Der Spiegel, Al Jazeera y el Bureau of Investigative Journalism.
2. Julian Assange
Julian Assange es el periodista, programador y activista que está al frente de WikiLeaks. Polémico, controvertido y con una acusación de abuso sexual en su contra, la vida de este australiano de 39 años está rodeada de misterio y hasta sus entrevistas son secretas.
Fue hacker de adolescente y más tarde promotor del software libre. Formado en física y matemáticas, su visión del periodismo está fuertemente influenciada por la ciencia: “no se puede publicar un documento sobre física sin los datos completos y los resultados experimentales y esto debería ser la norma en periodismo”, afirmó en una entrevista.
Experto en seguridad, sabe que la inviolabilidad en la era digital no existe por lo cual la mejor forma de proteger la información es haciéndola pública. Con las últimas revelaciones del Cablegate WikiLeaks sufrió un ataque de denegación de servicio, según el tweet de la organización. Sin embargo, los datos ya estaban en poder de los medios de comunicación con lo cual fue imposible frenar su difusión.
Desde el mes de julio el sitio de WikiLeaks tiene un archivo seguro de 1,4 GB cifrado con una clave AES de 256 bits. Se especula que si Assange sufre un ataque grave, como su detención, se haría pública la clave que expondría más secretos comprometedores.
El activista australiano ganó el Premio Aministía Internacional de los Medios por exponer a través los documentos de WikiLeaks los crímenes extrajudiciales en Kenia. Sin embargo, su actuación en la organización no está exenta de polémica y conflictos internos. El anterior portavoz, Daniel Domscheit-Berg, se fue de WikiLeaks disconforme con el modo en que se dirigía la organización.
3. La Tecnología
Literalmente puede traducirse WikiLeaks como “WikiFiltraciones” o “WikiFugas”. Sin embargo, está lejos de funcionar como Wikipedia. A diferencia de la enciclopedia con millones de colaboradores a lo largo del mundo, los lectores de WikiLeaks no tienen permiso para modificar la información.
Los datos publicados se obtienen a través de fuentes anónimas lo cual ha abierto un intenso debate sobre las medidas de seguridad que tienen las redes del Gobierno de Estados Unidos para transmitir información sensible. Por ejemplo, algunos de los últimos documentos que salieron a la luz fueron transmitidos por Siprnet (Secret Internet Protocol Router Network), también conocida como SPIDIS, una red para distribuir información clasificada totalmente independiente de Internet y controlada por el ejército estadounidense.
Sin embargo, las medidas de seguridad del sistema fueron rebajadas para que fuese más fácil de utilizar. Bradley Manning, un analista militar encarcelado bajo la acusación de haber filtrado información confidencial, declaró que “podría haber llegado con un CD regrabable con algo como Lady Gaga… borrar la música… grabar después un archivo comprimido”.
4. El Periodismo
Al repasar el historial de la difusión de documentos por parte de WikiLeaks se puede ver cómo hay un estrecho trabajo con los medios de comunicación tradicionales, fundamentalmente los periódicos. The New York Times, The Guardian, Le Monde o Der Spiegel son algunos de los que han tomado los datos para realizar sus investigaciones y dar a conocer la información a los ciudadanos.
Como dice Delia Rodríguez, “según se van complicando las sociedades, sus ciudadanos necesitan más conocimientos para serlo”. Para conocer el funcionamiento de la democracia se necesitan unas nociones de derecho, para tener una opinión formada sobre investigaciones con células madre hay que saber algo de ciencia y para conocer cómo circula la información hoy es necesario tener una idea básica del periodismo.
WikiLeaks funciona como un insumo para la actividad periodística pero el trabajo de procesar los datos, buscar conexiones, líneas de acción y tendencias se rige por los principios del periodismo de investigación donde a las fuentes escritas se suman testimonios orales, el análisis de los datos y la elaboración del reportaje.
Sin embargo, WikiLeaks es al mismo tiempo un cachetazo al periodismo tradicional: Mientras la organización conducida por Assange garantiza difusión global e inmediata, el procedimiento tradicional de entregar la información a un diario tiene el riesgo de poner en manos de un medio el control exclusivo de la información. Un sólo medio es vulnerable a las presiones, tiene sus intereses y compite con otros en la búsqueda de la información.
Además, mientras la información publicada por WikiLeaks es verificable por los lectores –cualquiera puede acceder al archivo y buscar en su interior la información deseada-, en las investigaciones periodísticas tradicionales rara vez se publican los datos originales. El ejemplo está delante de nuestros ojos: Clarín y La Nación, dos de los periódicos más grandes de Argentina, están publicando una serie de reportajes basados en e-mails que demostrarían hechos de corrupción vinculados al ex funcionario Ricardo Jaime y el Gobierno español. Sin embargo, la base de datos de e-mails incautados por la Justicia no es pública y sólo conocemos los hechos por el relato que hacen los periodistas. No hay posibilidad de contrastar la información.