steve jobs

El visionario y genio creativo de Apple se ha ido. Steve Jobs falleció ayer por un cáncer de pancreas que lo obligó a renunciar de su puesto en la compañía e hizo que por primera vez faltara a la presentación de un iPhone, el teléfono que revolucionó la telefonía móvil del cual se acaba de lanzar la versión iPhone  4S . Es difícil escribir algo original y novedoso porque las redes y los blogs y los medios tradicionales ya se han encargado de urgar y desmenuzar su biografía.

Más que el desarrollo de un producto, su visión empresaria o su carisma para dirigir equipos de trabajo quiero recordar a Steve Jobs por darle calidez al frío y críptico mundo de las computadoras. Por poner la experiencia del usuario en primer lugar buscando la perfección en ideas sencillas. Como dice la excelente nota de Tomàs Declós en El País, Jobs inyectó belleza a la máquina con la premisa de innovar permanentemente y ofrecer experiencias únicas.

Esa obsesión por controlar todos los detalles lo llevó a desechar la posibilidad de usar el software de Apple sobre productos de otros fabricantes, algo que sí hizo Microsoft y fue la base de la expensión y consolidación de su sistema operativo. Privilegió la experiencia de uso por encima de los volúmenes de venta.

Todos quienes de alguna forma trabajamos en diseño admiramos el trabajo de Jobs por la calidad de sus productos, la capacidad de hacer atractivo algo tan rutinario como presionar un botón y, fundamentalmente, porque muchos de sus logros llegaron yendo a contramano de la tendencia general. Cuando los manuales indican que un producto debe ser testeado y basado en los intereses de las personas se despacha con frases como: «Es realmente difícil diseñar productos con grupos de gente. Muchas veces, la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas».

Uno de las mejores semblanzas de Steve Jobs podemos encontrarla en este discurso que realizó en 2005 a los graduados de Standford (transcripción aquí)
La mejor manera de recordarlo es con este ya clásico discurso que realizó en 2005 a los graduados de Standford donde conecta

Ya no está. Apple se queda sin uno de los hombres más influyentes en el mundo de la tecnología. Steve Jobs anunció ayer que deja la empresa sin especificar los motivos, aunque todos los rumores apuntan nuevamente a su salud.

Probablemente Jobs haya sido el CEO más influyente de una empresa tecnológica. Fundó Apple con la visionaria idea de producir computadoras personales que fuesen realmente útiles y fáciles de usar. Podría decirse que son dos caras de la misma moneda: mientras más complejo es un dispositivo menos útil es para al gran público.

Jobs logró transformar una caja plástica llena de circuitos en un objeto de culto. Convirtió a los usuarios en fans 25 años antes que existiera Facebook. Y cuando la empresa estaba a la deriva y Microsoft llegó a comprar acciones para mantenerla a flote volvió y cambio radicalmente la visión de lo que debe ser un dispositivo tecnológico.

Jobs redefinió la manera en que escuchamos música, pensó un teléfono móvil verdaderamente inteligente y creó un segmento de mercado con el lanzamiento del iPad. Vic Gundotra, ex empleado de Apple y ahora detrás del Google+, cuenta una anécdota que pinta de cuerpo entero a Jobs: recibió una llamada urgente un domingo que no pudo contestar porque estaba en una ceremonia religiosa. Al finalizar, devuelve el llamado y era Jobs preocupado porque el logo de Google del iPhone no mostraba correctamente el gradiente amarillo en la segunda O.

Ese nivel de detalle tiene su contrapartida en la simpleza para transmitir ideas. “Quiero un dispositivo para llevar mil canciones en mi bolsillo. Quiero que sea tan sencillo que hasta mi madre pueda usarlo.  Quiero que lo hagan en 8 meses», le dijo a su equipo cuando proyectaba el iPod.

Pero la mejor creación de Jobs no es ningún dispositivo sino la misma Apple. No es el producto sino el proceso. Una combinación precisa de innovación y perfección técnica donde los productos se piensan para una experiencia multisensorial: placer al tacto, perfección visual, simpleza conceptual y la tecnología puesta al servicio de la experiencia de uso.

El reto de Apple será sobreponerse a la salida de Jobs. No ahora, porque la estrategia del corto y mediano plazo está definida. El desafío para Apple es seguir construyendo el futuro.