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Sebastián Thüer

Comunicación, diseño y tecnología

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Software review: Tune Up Utilities 2013

Sebastián Thüer · 02.01.2013 ·

Tune Up Utilities 2013

Tiempo atrás los optimizadores de Windows eran los utilitarios estrella. En un sistema operativo que muchas veces se cargaba de archivos, programas y que iba engordando su tamaño con cada actualización era casi imprescindible recurrir a un programa de este tipo para mantener la performance de un equipo en niveles razonables. Sin embargo, el sistema operativo de Microsoft ha ido evolucionando y sus últimas versiones -Windows 7, por ejemplo- han mostrado ser bastante consistentes y con más inteligencia que sus antecesoras en la gestión de recursos.

¿Vale la pena hoy en día utilizar este tipo de programas? Llegó a mis manos la posibilidad de evaluar unos de estos programas, concretamente Tune Up Utilities 2013, y esta fue la primera pregunta que me hice. Porque además de que ha mejorado Windows, también han surgido muchas alternativas gratuitas (libres o no) para mejorar algunos de los procesos más críticos: borrar archivos temporales y de configuración con CCleaner, manejar particiones con Easeus Partition Master o desinstalar programas con Revo Uninstaller.

Con estas cuestiones en mente comencé la evaluación del programa. Veamos.

Comenzando con Tune Up

Tune Up Utilities es uno de los programas veteranos en mejorar la performance de Windows. Lo probé con Windows XP y entonces me pareció una alternativa liviana y práctica a otros paquetes como los que ofrecía Norton que eran bastante más pesados y consumían muchos recursos. Hoy la cuestión ha cambiado. Pero comencemos por el principio.

La instalación de Tune Up es muy sencilla y no tiene mayor complejidad que cualquier otro programa. El sitio nos permite descargar una versión de prueba gratuita por 14 días para que lo podamos evaluar. Luego de un par de clics, el programa queda instalado y listo para funcionar. 

Caputura Tune Up Utilities 2013:  One  click maintenance

Lo primero que hará es realizar una comprobación iniciar del sistema para detectar fallas y sugerirnos mejoras en el rendimiento de la PC. En este sentido, tengo que decir que realmente se notó la mejora en mi equipo. Como toda computadora, luego de un año intenso de uso se van acumulando archivos, programas, el disco se fragmenta, el registro de Windows se llena de datos y el rendimiento disminuye. Por eso, la primera sensación es ‘Wow, el programa funciona!». 

Hecho esto Tune Up instala un monitor residente que se encarga de estar alerta a todos los cambios que puedan realizarse en el equipo y afecten la performance. Me parece uno de los puntos más valiosos: hace su trabajo sin intervención del usuario, lo que llaman «optimización en tiempo real». A lo sumo, cada tanto veremos alguna ventana informativa donde nos sugiere las acciones a realizar y con un simple clic pone todo en su lugar para que el equipo siga funcionando a buen ritmo.

En detalle

Como sucede con muchas cosas en la vida, luego de la buena imagen inicial la convivencia con el programa suele entrar en una meseta donde se empiezan a advertir algunos elementos no tan simpáticos. Lo más molesto: el constante recordatorio de que tenemos una versión de prueba con invitación a comprar el programa.

Entiendo perfectamente que los equipos de marketing presionen a los desarrolladores para aumentar las tasas de conversión que transformen a los usuarios de prueba en cliente. Sin embargo, se les va un poco la mano. Con el correr de los días, comienzan a aparecer ventanas y carteles que nos «invitan» a comprar el programa. Lo pongo entre comillas porque es una invitación que roza la mala educación. Pero estamos ante una versión de prueba así que este tipo de prácticas -aunque no las comparto- son casi la norma.

Decía anteriormente que Tune Up fue en algún momento un programa sencillo y ágil que hacía un trabajo fenomenal en comparación a otras suites pesadas que, paradójicamente, muchas veces terminaban siendo más un contrapeso que una ayuda para mejorar el rendimiento de la PC.

Hoy ya no es así. En primer lugar, porque muchos de sus competidores han desaparecido o han reorientado el software hacia otro lado. En segundo término, porque hoy Tune Up ha crecido y ocupa el lugar que tenía antes su competencia. Sin embargo, al abrir la suite y sus diferentes aplicaciones se comporta con un nivel de velocidad razonable y no molesta.

Una vez terminado el período de prueba la gente de nnn me facilitó una licencia para seguir probando el programa y nuevamente la percepción volvió a cambiar. Desaparecieron las ventanas y mensajes molestos, el programa hace su trabajo sin necesidad de mucha intervención del usuario y el rendimiento continúa en niveles buenos.

Las aplicaciones

Lo mejor que hace Tune Up es mejorar el rendimiento de una PC. Es su esencia y las aplicaciones que dispone de ello hacen su trabajo a la perfección. Sin embargo, tal vez por presión de sus competidores -que en gran parte son programas que cumplen solamente una de las funciones que incluye esta suite- han incluido aplicaciones para funciones específicas con resultados dispares. 

Captura Tune Up Utilities 2013:  Registry Cleaner

Funcionan muy bien el selector de programas de inicio automático -para decidir qué queremos ejecutar automáticamente en el inicio y qué no-, el limpiador y desfragmentador del registo y el optimizador de inicio y apagado. Las utilidades de disco -desfragmentador, limpieza de archivos, analizador de espacio- también están bien aunque tampoco destacan como en la suites especializadas en manejo de discos.

En cambio, el desinstalador de aplicaciones deja bastante que desear: ofrecer una lista de programas instalados, hacemos clic y desaparece sin aportar mayor información. Lo que uno espera es que además de quitar el programa como lo podríamos hacer desde el panel de control de Windows, se incluyan opciones adicionales como borrar archivos y claves de registro que habitualmente suelen quedar. Ni me enteré de si hace esto y un par de pruebas que hice incluso me dejó el acceso directo en el menú de inicio del programa que quitó.

Conclusión

Tune Up Utilities es un programa que cumple con su objetivo: optimizar el funcionamiento de la PC que inexorablemente va mermando con el propio uso del sistema. Sin embargo, el contexto de hoy es diferente a los gloriosos viejos tiempos de este tipo de utilitarios. Windows ha mejorado mucho y hoy hay mucho software gratuito que realiza algunas de las funciones de esta suite.

¿Vale la pena comprar Tune Utilities, entonces? Como todo en la vida, depende. Como suite integral es un buen producto y si hay un problema de rendimiento de tu PC que no se puede solucionar con métodos tradicionales (desfragmentar el disco, liberar espacio, borrar temporales) su valor se potencia. Sus procesos automatizados que monitorean el rendimiento son sin duda un punto alto.

En el debe quedan algunas aplicaciones específicas que no están del todo logradas como el desinstalador de programas. La versión de prueba tiene métodos tan agresivos para invitar al usuario a comprarla que muchas veces puede ocasionar el efecto contrario: querer quitar esa aplicación para que ya no nos interrumpa nuestro flujo de trabajo.

En mi caso, usar Tune Up sobre una notebook Dell XPS con Windows 7 significó volver a recuperar rendimiento que incluso no pude lograr reinstalando el sistema operativo. Y para alguien que hace de la PC su herramienta principal de trabajo, se justifica plenamente.

Software review: ABBYY Fine Reader 11

Sebastián Thüer · 20.10.2011 ·

ABBYY Fine Reader 11Digitalizar documentos es una tarea que nadie quiere hacer. El solo hecho de pensar en tomar un papel, llevarlo al escáner, generar un archivo y luego reconocer los caracteres para obtener un documento es algo terriblemente tedioso.

Si no hay demasiadas exigencias, la tarea se puede hacer con el software de reconocimiento de caracteres que trae Microsoft Office. Pero si buscamos agilizar el flujo de trabajo y obtener mejores resultados hay que acudir a una solución profesional.

ABBYY FineReader lleva bastante tiempo en el mercado y con el correr de los años se ha ido consolidando en este segmento que utiliza fundamentalmente el sector educativo, legal, financiero y gubernamental.  Este es el análisis de sus principales funcionalidades de ABBY Fine Reader 11.

Comenzado a utilizar el programa

La puesta en marcha del programa es bastante sencilla. Luego de la instalación, el programa pide permiso para ejecutarse y accedemos a la pantalla principal con una lista de tareas posibles a realizar: digitalizar una imagen, digitalizar y convertir el documento a PDF. Una opción interesante es que podemos generar directamente un libro electrónico convirtiendo el documento a HTML o EPUB con lo cual ahorramos muchos pasos intermedios.

Pantalla de inicio de ABBYY Fine Reader
Pantalla de inicio de ABBYY Fine Reader

El punto verdaderamente fuerte del programa es la tecnología de reconocimiento de caracteres. Funciona realmente muy bien aun en imágenes que no tienen el texto demasiado nítido. Además, tiene un sistema inteligente que le permite reconocer encabezados, pies de páginas y otros elementos repetitivos de una página que no forman parte del documento central.

Por ejemplo, probé con algo no convencional como un libro de cocina y el programa fue capaz de reconocer correctamente los diferentes bloques de texto como título, descripción, lista de ingredientes, preparación y presentar de forma separada la fotografía del plato.

Novedades

La nueva versión del programa tiene como novedad la reorganización del flujo de trabajo lo que hace más intuitiva la utilización del programa. De hecho, se han enfocado en facilitar la tarea a los usuarios ocasionales y no especializados que de improviso se ven necesitados de acudir a un software de reconocimiento de caracteres.

En este sentido, hay que destacar que la interfaz es muy intuitiva y fácil de usar. Las funciones más habituales son rápidamente accesibles y el entorno de trabajo es muy amigable.

La otra novedad es una mayor velocidad de procesamiento. Por ejemplo, tiene un modo de procesamiento rápido que –aseguran- es un 70% más veloz que la versión anterior. En el modo convencional, la mejora en el reconocimiento de caracteres llega hasta el 25%.

Algunas otras pequeñas novedades que facilitan el trabajo de procesamiento tienen que ver con la posibilidad de corregir brillo, contraste y nivel de las imágenes obtenidas directamente desde el programa sin tener que acudir a un editor de imágenes. Algo bastante útil si trabajamos con fotocopias de baja calidad y hojas con manchas de tinta. La nueva versión también mejora la detección de tipografías y estilos en el texto para poder representar adecuadamente negritas, cursivas y subrayados, entre otros.

Una función que me pareció especialmente interesante es la posibilidad de generar ebooks a partir de documentos escaneados con muchas opciones de salida: ePub, FB2 e incluso transferirlo a Kindle mediante una cuenta de Amazon.

Evaluación

Estuve evaluando el software por un par de semanas. Tengo que aclarar que no soy un usuario asiduo de este tipo de programas porque intento prescindir del papel tanto como puedo. Sin embargo hay situaciones inevitables como cuando el archivo original no está disponible en formato digital.

ABBYY Fine Reader 11 en acción
ABBYY Fine Reader 11 en acción

Mi impresión general es que el sector de software de OCR ha evolucionado mucho y poco tiene ver con la época en que utiliza un escáner de forma habitual. La verdad, da más pereza conectar el scanner a mi notebook que utilizar el programa que guía todo el proceso en pasos muy sencillos.

Probé realizar reconocimiento en documentos de diferente tipo (libros, fotocopias, impresiones en chorro de tinta de diferente calidad) y la precisión del software es notable. Además, detecta números de página, encabezados y notas al pie con lo cual el archivo necesita muy pocas modificaciones.

Otro punto fuerte: es muy fácil generar eBooks con lo cual rápidamente puedo llevar un documento de papel a un dispositivo móvil. También permite guardar de forma nativa en formatos para Microsoft Office, Open Office y PDF.

En síntesis, ABBYY Fine Reader es la opción profesional para digitalizar documentos y es difícil encontrarle un punto débil. Completo, sencillo de utilizar e incluye una serie de software complementario como ABBYY Screenshot Reader para digitalizar capturas de pantalla y, en la versión corporativa, un ABBYY Business Card Reader que permite digitalizar tarjetas de presentación.

El único detalle a señalar es que la versión para Lationamérica tiene la interfaz de instalación en portugués, aunque una vez finalizado el proceso se puede cambiar a español. Ya está disponible la nueva versión con interfaz en español para lationamérica a un precio reducido que contiene solo los idiomas más habituales.

Quizás, en mundo ideal donde la utilización del papel se reduzca al mínimo imprescindible la utilización de este tipo de software sea cada vez menor hasta transformarse en un segmento marginal. Sin embargo, mientras los gobiernos, el sistema legal y las universidades sigan siendo grandes productores y consumidores de información fijada en celulosa seguiremos usando software de este tipo.

Ficha técnica

  • Nombre: ABBYY FineReader® 11
  • Fabricante: ABBYY
  • Web del producto: http://latam.abbyy.com/finereader/
  • Versiones y precios: Español para Latinoamérica: $USD 89 / Profesional: $USD 149 – Corporativa.
  • Requerimientos: PC con procesador de 1 GHz or superior; sistema operative Microsoft Windows 7, Microsoft Windows Vista, Microsoft Windows Server 2003, Microsoft Windows Server 2008, Microsoft Windows Server 2008 R2 o Microsoft Windows XP; 1024 MB disponible de RAM y 700 MB de disco para la instalación con otros 700 MB libres para el funcionamiento del programa.

Sebastián Thüer

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