Por bueno que sea el marketing, si al final la usabilidad falla hay un problema. Ayer recibí por correo una interesante oferta de Rumbo.es para hacer un crucero desde Lisboa a Río de Janeiro. Sin embargo, la experiencia en la web fue menos plácida de lo que prometía el viaje.
La primera impresión es buena. Diseño claro, fácilmente identificable los elementos y sin sobrecarga de información. Pero el problema empieza al querer calcular el prespuesto, un aspecto casi imprescindible si queremos conocer el precio final de un viaje debido a los numerosos componentes que tiene el precio final (tasas, carburantes, propinas, gastos de gestión, etc.).
Aquí va una pequeña lista con los problemas que encontré:
- Lo primero que hay que hacer es seleccionar la categoría del camarote. Al hacer clic salta a la parte inferior de la página donde hay que hacer login o registrarse. El problema es que la opción seleccionada no queda marcada.
- Si hay un error al hacer login (por ejemplo, se introduce mal la clave) se pierde la selección anteriormente hecha del camarote, con lo cual hay que repetir este paso.
- No está la opción de recordar la contraseña. En mi caso, ya soy usuario registrado de Rumbo pero no tenía a mano la clave y tras probar en vano tuve que salir a buscar la página de login en otra ventana. El problema es que… ¡tampoco hay una página para hacer login (o está muy escondida) que tenga la opción de enviarte la contraseña por correo!
- Si no estás registrado hay que completar todos los campos (son obligatorios) pero esto no está marcado en ningún lugar. Además, si cometés un error se pierde la selección anterior con lo que nuevamente se debe elegir el tipo de camarote y seguir con el proceso.
Conclusión: ¿Tiene sentido realmente pedir tantos datos para entregar un prespuesto? ¿No habría bastado con el e-mail que, al final de cuentas, es el medio principal de comunicación para una agencia de viajes online?